LA CRÓNICA

La música preferida de Javier : The Sunday Drivers - Do it

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Maratón de Barcelona 2010
por Javier Falcó

Después de tres duros meses preparando esta carrera y de sacrificios personales y familiares, por fin se aproximaba el gran día, pero se acercaba con cierta incertidumbre. Las últimas semanas arrastraba ciertas dolencias en los gemelos y los sóleos. Probablemente sufría un poco de sobrecarga y me traía de cabeza, porque no me atrevía a bajar el ritmo en los entrenamientos por si eso me podía perjudicar restándome fondo. Además, las no muy optimistas previsiones meteorológicas que predecían lluvia para el día de la carrera, hacía que no las tuviera todas conmigo. Hasta sólo un día antes de la carrera, esas molestias me acompañaban y mi preocupación aumentaba.
Llega el ansiado día y me levanto a las 6 de la mañana para desayunar y mágicamente mis piernas están en condiciones, las molestias se han esfumado. Sin lluvia, con tímidos rayos de sol y a una temperatura de unos 8 grados se presenta un escenario más que razonable para acometer la gran prueba: La Maratón. Sólo hay buenas sensaciones en la antesala de esta mítica carrera que está a punto de comenzar.

Corredores de todas las nacionalidades, le dan a la carrera un aire multicultural impresionante, pues más del 50 % son corredores de otras nacionalidades. De los 12.162 inscritos, 10.550 están en la línea de salida, calentando motores. El ambiente es muy excitante. La música suena animando la fiesta, para luego dar paso al pistoletazo de salida. Mi objetivo es terminarla sin sufrir y después intentar acabarla aunque sea en 3:59:59, ya que eso sería todo un éxito para mi. Lo habitual en la primera maratón, es hacerla por encima de las 4 horas.
Salgo con las dudas de si seguir al globo de las 4 horas o ir a mi ritmo. Al final decido ir tranquilo y dependiendo de las fuerzas que me queden echar el resto. Corro junto con dos amigos; ambos con mejores marcas personales que yo, en Media Maratón.

A partir del km. 31 (nunca había superado esta distancia) sigo notando buenas sensaciones. Llego a las tres horas de recorrido y atravieso el cartel de los 33 km. Todo va bien, pero me entra un poco de hambre. Sin pensarlo me acerco a un puesto de avituallamiento y sin parar de correr me meto en la boca un puñado de frutos secos y me como un plátano. Esta gasolina, me viene de lujo. Paso por el km. 35 y ya empiezo a pensar que la carrera es mía. En el km. 37 veo a Rosario que me anima junto a la muchedumbre y me catapultan hasta el final. He dosificado bien mis fuerzas y me quedan reservas. Mentalmente estoy muy fuerte. Del 40 al 42 bajo un poco el ritmo para asegurarme la carrera y evitar algún posible problema muscular, pues he dejado atrás en el camino a muchos corredores por contracturas y demás.

Cuando me acerco a la meta Marc (el hijo de Fernando) se acerca a mi y me da la pancarta del Club de Atletismo. Es tal la ilusión que entro sprintando a la meta y levantando la pancarta…¿quien me lo iba a decir?… pensé que llegaría extenuado y ha sido todo lo contrario. Llego en 3:55.32 (a 5:35 el km.) y acabo cansado, pero aún con fuerzas. Mis piernas todavía funcionan bien y subo las escaleras hacia el guardarropa sin dificultad. Después… todo son abrazos y sonrisas. Los tres hemos acabado con buenos tiempos y bajado de las 4 horas. Ya soy maratoniano y eso marca un antes y un después. No creo que pueda evitar repetirlo. He sido una experiencia muy intensa que hay que vivirla para entenderla.

Me quedé en la posición 6.182 de los 10.238 que entraron en meta.

El tiempo de mis amigos:

Fernando Burón: 3:38:00

Xavier Rins: 3:58:35

Gracias a Rosario, eje de todo en mi vida. A Quito Soler, mentor, consejero y compañero de fatigas. A Fernando Burón y a su familia por su acogida y amabilidad. Al Club de Atletismo, amigos y familiares por su apoyo.

Crono final :
03:55:32


	Maratón de Barcelona 2010 por Javier Falcó Después de tres duros meses preparando esta carrera y de sacrificios personales y familiares, por fin se aproximaba el gran día, pero se acercaba con cierta incertidumbre. Las últimas semanas arrastraba ciertas dolencias en los gemelos y los sóleos. Probablemente sufría un poco de sobrecarga y me traía de cabeza, porque no me atrevía a bajar el ritmo en los entrenamientos por si eso me podía perjudicar restándome fondo. Además, las no muy optimistas previsiones meteorológicas que predecían lluvia para el día de la carrera, hacía que no las tuviera todas conmigo. Hasta sólo un día antes de la carrera, esas molestias me acompañaban y mi preocupación aumentaba. Llega el ansiado día y me levanto a las 6 de la mañana para desayunar y mágicamente mis piernas están en condiciones, las molestias se han esfumado. Sin lluvia, con tímidos rayos de sol y a una temperatura de unos 8 grados se presenta un escenario más que razonable para acometer la gran prueba: La Maratón. Sólo hay buenas sensaciones en la antesala de esta mítica carrera que está a punto de comenzar.
		Corredores de todas las nacionalidades, le dan a la carrera un aire multicultural impresionante, pues más del 50 % son corredores de otras nacionalidades. De los 12.162 inscritos, 10.550 están en la línea de salida, calentando motores. El ambiente es muy excitante. La música suena animando la fiesta, para luego dar paso al pistoletazo de salida. Mi objetivo es terminarla sin sufrir y después intentar acabarla aunque sea en 3:59:59, ya que eso sería todo un éxito para mi. Lo habitual en la primera maratón, es hacerla por encima de las 4 horas. Salgo con las dudas de si seguir al globo de las 4 horas o ir a mi ritmo. Al final decido ir tranquilo y dependiendo de las fuerzas que me queden echar el resto. Corro junto con dos amigos; ambos con mejores marcas personales que yo, en Media Maratón.
	Mi mejor marca en una Media es de 1:42:19. Los tres nos enfrentamos por primera vez a los 42 km. con una ilusión tremenda. Fernando se siente muy fuerte y a partir de km. 5 tira para adelante. Xavi y yo estamos juntos y vamos todo el rato hablando y disfrutando del recorrido y de la excelente animación que abarrota las calles. Cuando llego a la Media (km. 21), veo que las cosas van según lo previsto. En el km. 24 hago una parada en un puesto de ayuda (de apenas 3 o 4 segundos) para ponerme un poco de réflex en lo gemelos. No son importantes las molestias que siento, pero así me quedó más tranquilo y sigo la marcha. En el km. 25 Xavi se queda un poco rezagado y sigo solo.
	A partir del km. 31 (nunca había superado esta distancia) sigo notando buenas sensaciones. Llego a las tres horas de recorrido y atravieso el cartel de los 33 km. Todo va bien, pero me entra un poco de hambre. Sin pensarlo me acerco a un puesto de avituallamiento y sin parar de correr me meto en la boca un puñado de frutos secos y me como un plátano. Esta gasolina, me viene de lujo. Paso por el km. 35 y ya empiezo a pensar que la carrera es mía. En el km. 37 veo a Rosario que me anima junto a la muchedumbre y me catapultan hasta el final. He dosificado bien mis fuerzas y me quedan reservas. Mentalmente estoy muy fuerte. Del 40 al 42 bajo un poco el ritmo para asegurarme la carrera y evitar algún posible problema muscular, pues he dejado atrás en el camino a muchos corredores por contracturas y demás.
	Cuando me acerco a la meta Marc (el hijo de Fernando) se acerca a mi y me da la pancarta del Club de Atletismo. Es tal la ilusión que entro sprintando a la meta y levantando la pancarta…¿quien me lo iba a decir?… pensé que llegaría extenuado y ha sido todo lo contrario. Llego en 3:55.32 (a 5:35 el km.) y acabo cansado, pero aún con fuerzas. Mis piernas todavía funcionan bien y subo las escaleras hacia el guardarropa sin dificultad. Después… todo son abrazos y sonrisas. Los tres hemos acabado con buenos tiempos y bajado de las 4 horas. Ya soy maratoniano y eso marca un antes y un después. No creo que pueda evitar repetirlo. He sido una experiencia muy intensa que hay que vivirla para entenderla.
		Me quedé en la posición 6.182 de los 10.238 que entraron en meta. El tiempo de mis amigos: Fernando Burón: 3:38:00 Xavier Rins: 3:58:35 Gracias a Rosario, eje de todo en mi vida. A Quito Soler, mentor, consejero y compañero de fatigas. A Fernando Burón y a su familia por su acogida y amabilidad. Al Club de Atletismo, amigos y familiares por su apoyo.